El sacrificio tiene que ser compartido
Por Senador José Peralta
El Gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, tuvo la tarea nada envidiable de intentar cerrar un déficit presupuestario de 10 mil millones de dólares. Lo felicito por haberlo hecho sin recurrir a los préstamos.
También es alentador que el gobernador haya extendido la mano a los miembros de las dos cámaras legislativas, tanto a los republicanos como a los demócratas, entre otros grupos y sectores, para que trabajemos juntos en resolver las dificultades económicas que atraviesa el estado de Nueva York.
Me hubiera gustado, sin embargo, ver ese tipo de inclusividad a la hora de repartir lo que cada uno tendrá que poner de su parte para equilibrar el presupuesto.
Por ejemplo, no creo que ahora sea el momento de dejar vencer el recargo pagado por los neoyorquinos que más dinero ingresan. De acuerdo con algunos cálculos que se han publicado, de extender el recargo, el Estado de Nueva York ingresaría 2 mil millones de dólares en el año fiscal entrante y 4 mil millones más en el siguiente.
Y no olvidemos que la bolsa y las casas de inversión de Wall Street están disfrutando de un "boom," gracias al cual los empleados del sector financiero cobran grandes pagos extraordinarios, o los famosos "bonus." Muchos de los mismos también se vieron beneficiados por la continuación del recorte de impuestos otorgado por el Presidente Bush a los más ricos.
Después está la otra cara de la moneda: La tasa de desempleo sigue alta y los trabajos de miles de empleados estatales están en juego.
Bajo estas circunstancias, ¿por qué dejar vencer el recargo pagado por los que más ganan? ¿Por qué no extender el recargo, aunque tan sólo sea por dos años más, para evitar que los grandes recortes que se proponen hagan estragos en las familias obreras, la educación pública y los servicios de salud?
La respuesta es sencilla: No hay razón que sea justa.
La crisis económica por la que atravesamos requiere un sacrificio compartido. Es algo que debemos tener en mente todos, tanto los legisladores como el gobernador a la hora de tomar las muchas decisiones difíciles que nos quedan por delante.